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viernes, 25 de septiembre de 2015

La historia inconclusa.


Esta historia está ambientada en una época en la que no existen los religiosos, curas pedófilos, fanáticos por el futbol, no existe el chico al que le hacen bullying en el recreo, el niño que quiso ser astronauta y terminó trabajando en una oficina, ni la chica que quería ser modelo porque su cuerpo era lo único que tenía de bueno, o aquella adolescente con problemas existenciales, fanáticas de Justin Bieber o One Direction, ni los que cantan una canción en inglés y no saben lo que en realidad dice la letra en español, ni los que se desvelan por alguien que jamás en su vida le hará caso, ni aquellos que sintieron pena al principio pero terminaron gozando, ni las madres solteras, ni los maridos desempleados, no hay niños pudriéndose por no tener alimento y agua, no hay políticos de extrema izquierda ni de extrema derecha, tiranos, dictadores, monarcas manipuladores, cortesanos con cerebro de ratón, reyes de modas mezquinas carentes de modales finos (¿?), los políticos corruptos,  los narcotraficantes, no existen los psicópatas, los anarquistas, fresas, nacos, los que aparecen en el cuadro de honor de “UJAT sin censura”, los que matan al rehén en “Call Of Duty”, los que “aceptan” sin leer las condiciones, los que se les rompe la tortilla de su taco, hippies, frikis, trekkies, hipsters, chairos, derechairos, trolls de internet, feminazis, ateos “por moda”, los que leen a Paulo Coelho o escuchan a Ricardo Arjona, resentidos sociales, "Sin suertes", ni aquellos que alguna vez soñaron y terminaron decepcionados, ni los que lo dejaron “todo” alguna vez por alguien que terminó acuchillándolos por la espalda, no están los que terminaron empapados porque un hijo de puta venía a toda velocidad y les salpicó agua de un charco, ni los que coleccionan cartas de amores pasados, ni los que perdieron todo en algún terremoto o inundación, no existen esas pequeñas mentiras que a diario se dicen para no hacer sentir mal al prójimo, no hay rastro de aquellos empleados que día a día lamen las botas de sus jefes para no quedar en la calle, aquí no están los artistas que se mueren de hambre mientras otros sin gracia ganan más que ellos, ni los periodistas que mueren en nombre de su trabajo, no hay ningún médico que no haya recibido un agradecimiento pero el crédito es de “EL que está allá arriba”, no están los superdotados, ni los que se creen escritores sólo por tener un blog, ni los que fueron estafados con caricias, ni los rockstars que vomitan su vida caótica en los escenarios,  los héroes, héroes sin capa o los antihéroes que hacen el bien siendo basuras por dentro, aquí no están los que se van de la fiesta solos y llegan a su casa solos, los que se emborracharon por un desamor, ni aquel matado sin vida social, tampoco el que le hace la vida imposible al matado sin vida social, esta historia no es de los que se enamoran de prostitutas, ni de los que son detallistas, ni de los que dedican serenatas, ni de los que encuentran al amor de su vida por internet, aquí la única moneda válida es el dinero, no el amor… aquí no hay eso. Es más, al escritor le comenzó a parecer tan aburrida la historia que iba a contar que incluso decidió dejarla. Esta historia se cuenta por sí sola, es pésima por su propia naturaleza pretenciosa, esta historia no debería existir.



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